Te arrodillaste frente a mi anatomía, las pulsaciones ametrallaban en tus sienes, notaba como si en cada inspiración absorbieras mi equilibrio, mientras tus ojos se deshidrataban entre universos infinitos. Yo, te miraba desde el borde de mis pestañas, desatando con la mente el nudo de tu corbata mientras tú me desnudabas con la tuya mi rareza rara. Deshaciéndote de mis manos frías, mi memoria de pez, me confiscaste secretos respirando a bocanadas. Recuerdo que palpé los tatuajes dibujados en tu brazo, intentando descifrarlos y vi como te mordías los labios, acariciando la forma de tus dientes con la lengua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario