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Marina
Marina Gil nació un 18 de Diciembre en Alicante, España. De naturaleza inestable e impulsiva. Cree que debe haber lo que siente y rige su vida según esta convicción. Ojeras marcadas, caderas anchas, pelo corto. A Marina le gusta envolver regalos y hacer notitas, sacar toda la ropa del armario y ordenarlo, mover los muebles de la habitación, enviar cartas sin remitente, saborear el agua salada en el mar y el olor a café recién hecho. Le gusta oír a Radiohead a oscuras en su habitación, disfruta adivinando las frases que van a decir en las películas, haciendo horarios, encendiendo velas y andando bajo la lluvia sin paraguas. A Marina no le gusta que se hable de política y fútbol en la sobremesa, el aliento a tabaco, que siempre ganen los mismos, las canciones de flamenco, y que las chicas se pongan shorts con botas en invierno. No le gusta la gente callada e inexpresiva. No le gusta la gente turbia de la que hay que andarse con ojo. Odia la superficialidad. No sabe cocinar, no sabe conducir, no sabe silvar con los dedos. Marina sabe pocas cosas. Cree que los bebés son magia, algo que supera toda lógica, y también que el mundo no se organiza según la distribución que aparece en los mapas, sino que todo es un engaño. Aunque no sabe el motivo exacto por el que se nos engaña. Le aburren los domingos, esperar mucho rato el autobús, y todas aquellas situaciones en las que no puede hablar por un rato. Desea en un futuro vivir en un loft, tener dinero para comprar regalos a sus amigos, ser vegetariana y hacerle la vida feliz a alguien. Marina desea noches sin pesadillas, días sin dolor de cabeza y ser la primera en el corazón de un hombre feo pero bueno. Directa, sincera y transparente. Brusca a veces en su forma de dar las opiniones. Marina le tiene miedo a los hornos de las cocinas, a las arañas y a las escaleras mecánicas que bajan. No le tiene miedo al qué dirán, a la oscuridad. Ningún don descubierto hasta la fecha. Corteza dura y corazón blando. Inteligencia dentro de la media de la población. Pide perdón. Sabe hablar de sentimientos. Mira a los ojos. Entre sus objetos más preciados está su cuaderno de frases, su caja y sus libros. Entre sus manías está la de usar cerrar la puerta de su armario cuando va a dormir, atarse los cordones de las zapatillas con la misma intensidad en ambos pies. Lo que más odia de todo es hablar en inglés, que todo el mundo haga lo que hace todo el mundo, que la gente adule con mentiras y no sea capaz de decir la verdad. De gustos sencillos. Con lo que más disfruta en su vida es comiendo pasta, leyendo en la cama o mirando una película de final feliz. De gustos sencillos. Simple. Básica. Marina, con sus dieciocho años es una chica que como veis, sigue los patrones típicos de su edad.
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