Pages

Olivia

En aquel preciso instante, efímero y casi imperceptible, me di cuenta de que habíamos compartido más que un café y una conversación distante. Olivia ya jugaba con su larga falda marrón, arrugando la tela despacio entre su débil puño, nerviosa e impaciente. Pedí a Ricardo que nos dejara solos, y salió de la habitación sin ni siquiera cambiar el gesto, con las tazas vacias en una mano.
- Ya sabes que he venido a pedirte.
Su expresión no cambio ni un ápice, continuaba mirando al suelo. No quise contestarle enseguida para ver si la espera le hacía levantar la cabeza, pero ni eso lo logro.
- La cuestión es si tú sabes lo que has venido a pedirme. -Respondí ciertamente irónico, pero realmente convencido de cada palabra.
Creo entonces que aquello fué suficiente para que me mirara de golpe a los ojos, seguía nerviosa y asustada aún esforzandose por parecer indiferente. Sujete débilmente su temblorosa mano, tratando de tranquilizar los ánimos. Pero enseguida se puso de pie, sacando del bolsillo de su chaqueta oscura lo que parecía un papel arrugado y sucio, y lo dejó encima de la mesa, mientras, no dejo de mirarme ni un segundo. Me levanté también para unas ultimas palabras. Sus ojos verdes estaban vacíos y casi desbordados.
- Quiero que lo mates.
Cuando salió por la puerta, observe detenidamente aquel papel y lo lance al fuego. Ricardo entro algo después para servirme una copa de whisky, mientras detenidamente pensaba como mataría a mi propio hermano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario