El día estaba cayendo poco a poco, desgastado como el pequeño cigarro que, a punto de consumirse, Julia sujetaba en su mano izquierda. Miraba, medio tumbada, en el pequeño sillón oscuro de la habitación, como el denso humo se perdía desde su boca hasta el techo, mezclándose en la atmósfera como si nunca hubiera estado allí. Había un par de copas en el suelo, una de ellas todavía tenía vino. Acabó el cigarro, lentamente expirando con sus delicados labios, de color sangriento como el vino que quedaba en la copa. Se levantó para contemplar la ciudad desde el balcón, hacía frío afuera pero no parecía importarle demasiado. Un vinilo de The Smiths sonaba de fondo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario