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Eres jodidamente inoportuno,
como si supieras cual es el momento perfecto
para volver a la escena del crimen.
Imagino que te estarás riendo de mi
cuando me ves cruzar la calle,
estamos a dos pasos contados,
a medio metro de poder mirarte fijamente,
y prefieres ser indiferente y buscarme más tarde,
cuando ya esté volviendo a odiarte.

No sé como lo haces pero a veces me dueles,
no de ese modo, no de la forma correcta,
te quedas ardiendo en mi garganta
como ardía la hoguera de Morrison en el desierto.
Es una mierda, lo sabes y lo sabemos,
pero tienes ese don de volver cuando menos me lo espero.






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