Nunca se me dio bien querer a las personas, y es que lloro todas las noches y no es por culpa de la coca-cola. Ese es el problema. Esta noche me he dado cuenta, Serían las cuatro y media. El aire era espeso y cálido, se enrredaba entre las sábanas y me hacían darme la vuelta. Esta noche me he dado cuenta. Y ha ido frustrante. Soy consciente, a estas horas ya de la mañana, con la cabeza fría. Esta noche me he dado cuenta. Y he llorado. Que en realidad mi vida no tiene cosas buenas. Ni siquiera tengo a nadie que me quiera como se tiene que querer, ni yo quiero a nadie de esa misma forma. Ni siquiera tengo una almohada digna donde dormir sin que me duelan las vertebras al día siguiente. No tengo un sueño realizable, ni unas ganas de tenerlo. No tengo intenciones por hacer lo que me gusta. No tengo un "alguien" comprensivo. Quizás tengo algo bueno, y si lo tengo, a a mínima se destruye, se inmola. O evapora, es preferible. Pero se va. Sea como sea. Y me deja ahí, a las cuatro y media de la mañana, deambulando de lado a lado de la cama pensando. Pero a las cinco pensé. Fijate si es díficil toda esta vida. Que lo unico capaz de hacer posible lo imposible está a kilometros de mi, a una frontera y un idioma de distancia.
Y lo que tengo cerca, siempre lo acabo perdiendo.
Frustrante. Pero luego me despierta un mensaje al móvil. Y sonrío.
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