necesidades

Hay una sensación, no sé como se llama, pero es estúpida, al menos yo no la quiero sentir, más bien, no la quiero volver a sentir, que es eso de ahogarse uno mismo, venga el colmo de la autoagresión, no es necesario, supongo, ¿que es necesario entonces? vivir, sobrevivir, supongo que esto último, como dije alguna vez, es preferible sobrevivir al presente antes que arder en un futuro o un pasado que ni volverán ni sabemos si llegarán. La cuestión, clave, es esa sensación sin nombre que me visita entre noche y noche, y yo, como una pobre ilusa con insomnio me cuestiono la existencia, ya no solo la mia, si no la de ella, la de la sensación sin nombre. El caso, es que esa sensación me conoce, no sé de que, pero sé que me conoce, y juro que cuando la tengo delante y le veo la cara, metafóricamente, me creo vacia, o llena de nada, y todo lo que he venido creyendo hasta entonces es tan metafórico como su cara, después, como si no hubiera pasado nada, la sensación desaparece sin hacer ruido, y yo, cierro los ojos y venzo al insomnio, la musa se enferma y muere el poeta.