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-Ultimamente, lo quiera o no, y sin que me preocupe, me siento tentada.
- ¿Tentada?
- Sí. Es como si hubieran millones de voces dentro de mi estómago dirigiendo mis pulsaciones, valorando mi equilibrio. No llega a ser algo desagradable, tampoco pienso que sea necesario,
pero existe, dentro de mi, aunque no lo quisiera, seguiría existiendo, supongo.
- Sí, no se puede luchar con ciertas cosas.
- El caso es, que aun sabiendo de esa tentación, me niego a valorar segundas oportunidades. Sinceramente, no se merecen.
- Eso es un tópico que espero, pronto se extinga. Todos merecemos una segunda oportunidad, menos Hitler, lo siento.
- Aún mereciendote otra oportunidad, no creo que pueda dartela.
- ¿Y que hay sobre la tentación?
- Caeré en ella, pero sin darle la mayor importancia. Al fin y al cabo, solo quiero silenciarla. No me preocupa.
- Para no preocuparte, estas aquí, ahora, conmigo.
- Sí, debe de ser que todo, en una conspiración medio secreta, se esta aliando en mi contra, para que me cruce contigo por la calle, a las once y treinta y seis de la noche.
- Eres complicada.
- Cuando quiero y con quien quiero. Buenas noches.

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