Lo peor del mundo es desear
que suenen tus llaves,
que aparezcas espasmódicamente
a las doce, como una rutina desvariada,
respirando como los crujidos
del reloj que hay a la entrada de casa.
Que se acueste el sol
pensando en hacer el día noche,
que intentes explotar,
y que la gente no se aparte.
Lo peor de mundo son las excusas.
A un hombre le podemos perdonar que haga algo útil siempre que no lo admire. La única excusa para hacer una cosa inútil es admirarla infinitamente.
Oscar Wilde, ¡que bien me caes!
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