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Me había estado esforzando toda la noche para poder soñar con él, con su pelo oscuro y dulce muriendo asfixiado por mis manos impacientes, estuve pensando en que quizás me miraba estratégicamente sin yo darme cuenta, que se ocasionaría un accidente para encontrarnos y obligatoriamente tener que hablarnos, pensé en que quería soñar con él esa calurosa noche, soñar que hacía frío al borde de un banco de madera oscura, que era tarde. Me esforcé por verle cada noche, antes y durante mi sueño, y sólo conseguí delirios sin sentido, de pesadillas de asesinos que te persiguen por la ciudad, gente desahuciada, arañas trepando sigilosas por la tela metálica de mi habitación. Todas las noches, cada minuto antes de quedarme dormida, o cada vez que me despertaba con sed, pensaba en que quería soñar con él, y nunca lo conseguía. Y aunque era/es frustrante, continuo.