Pages
Hubo un momento, en el que comprendí por que era quien era y por que odiaba a quien no debería odiar. Fué un segundo, una palabra, mortífera e hiriente, que me trajo ese fuerte nudo en la traquea, estrangulandome como las manos de la sangre propia. Estuve pensando, tantas jodidas y dolorosas cosas, durante más del tiempo que duró la primera herida. Mi cara estaba otra vez mojada, mis ojos hinchados, mi respiración agitada. Estaba odiando tan dolorosamente, deseando alcanzar la indiferencia, que era imposible no temblar. Fué ese momento de miedo e ira, insaciablemente calculado, esperando a ser destruido mientras aprisionas una almohada con el grito mudo de tu boca. Hubo un momento, que pensé en haber desaparecido, o al menos para ellos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario