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Había bebido toda la noche. Sola y medio dormida en el pesado sofá azul cielo. Saúl llegaba tarde a trabajar y salió a encontrarsela sin querer con la cabeza desplomada y su larga melena oscura descansando casi en el suelo. No se sorprendió y lanzó una fina manta sobre sus brazos mientras le sujetaba la cabeza junto al cojín. No se preocupo por el ruido, salió cerrando la puerta con un fuerte golpe que ni siquiera pudo despertarla.




Lisboa, el viaje de las tortugas.

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