Pages

Había vuelto el calor de septiembre, en la cama se notaba más. Fingías no darte cuenta de que te estaba mirando de reojo mientras bostezabas cansado, cansado de no dormir, de no hablarme. No habíamos programado el despertador pero empezó a sonar y antes de que que lo apagaras nos quedamos mirando, pero volví a cerrar los ojos, luego ya no estabas allí. Soñé que aquella noche no había pasado, que no habías estado para salvarme, soñé que no te echaba de menos y te odie. Me despertó la puerta y el frío de la ventana que se había quedado abierta, no quise abrir por si eras tú, no quise pensar que tu también me podías echar de menos, por que sabes que odio que no lo hagas. Odio que no me eches de menos.

2 comentarios:

  1. Echar de menos o de más, siempre duele.

    Silvia.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por pasar Silvia, ya te echaba de menos a ti también por aquí :)

    ResponderEliminar